Música y sociedad
‘The Battle of Los Angeles’, disco premonitorio y banda sonora de la megalópolis californiana en el reinado Trump
El gobernante del país norteamericano ha decidido hacer un ejemplo de represión y deportaciones en esa ciudad y en ese estado de raíces mexicanas y nombre en español, pero esto Rage Against The Machine ya lo había cantado...

Quisiera que fuera una Magalópolis, pero no lo es, no por ahora, al contrario. Más allá de sus enormes desigualdades, que las tiene y muy crueles, la vasta ciudad que es Los Ángeles todavía se considera una ciudad santuario, de valores inclusivos; una que se reconoce forjada por la inmigración.
Por eso, Donald Trump, en su cruzada por la limpieza étnico-racial y la mítica blancura intachable (o en su defecto, chequeras gordas), enfila a sus agente de ICE en esa ciudad californiana y, encima, llama a las tropas de la Guardia Nacional sin que el gobernador las haya pedido, como dicta la constitución. Lo hace ilegalmente para escarmentar a esa población inmigrante y a quienes osen protestar ese poder usado de manera desmedida y cruel.

Y atacan, hostigan y aprisionan a la población que llegó ilegalmente, en teoría, pero también a algunos que tomaron la ruta legal. En esta red que necesita resultados (así como unos horribles “falsos positivos” lo hicieron aquí en Colombia) empiezan a caer los que caen. ¿Justa o injustamente?, eso empieza a no importar. En medio de tanta barbarie, las barreras del proceso legal tiemblan y ceden.
Ya las maneras ni siquiera exigen farsa o mentira. Trump pidió abiertamente a ICE enfocarse en las ciudades en las que gobierna la oposición y en las que él perdió en la elección presidencial que hoy lo ven en la Casa Blanca. ¿Ciudad santuario?, en lo que a él respecta, eso se acabó. En su discurso están “infestadas del enemigo ilegal” que tanto éxito le ha dado deshumanizar.
Lo más leído
La gente ha salido a las calles. Ha protestado con inteligencia, sabiendo que cualquier hecho será reprimido a la brava (incluso se han disparado balas de goma contra la prensa, sin repercusión alguna). Hasta ahora, la gente se ha manifestado en paz, pero es inevitable sentir que la situación es un polvorín esperando su florero de Llorente. Porque los atropellos siguen sucediendo y se hacen más y más paisaje.
En esa ciudad nació Rage Against The Machine. Lejos de inspirarse en una ciudad armoniosa, la agrupación se forjó en esas críticas desigualdades e injusticias que la marcan, así como en las farsas del discurso del sueño americano, solo posible para los que tienen el bolillo por el mango y controlan la cruz, el banco, el poder.
Claro, esto se siente a nivel lírico, por cuenta de las letras y la entrega vocal del cantante Zack de la Rocha, que tiene a Chile en su sangre. Su voz y despliegue complementan increíblemente lo que entregan los otros integrantes del cuarteto. El baterista Brad Wilk y el bajista Tim Commeford ofrecen siempre el groove necesario para propulsar el corazón sonoro de la banda.

Este es su guitarrista Tom Morello, de madre profesora, curiosidad indetenible y riffs generacionales. Este genio educado (pasó por Harvard) hace sonar el instrumento como una guitarra, con su distorsión fantástica y reconocible, pero también como deck de discos y laboratorio expandido, porque el tipo hace solos con los cables y los jacks. En últimas, Wilk, Commeford y Morello consiguen sonidos capaces de reconfigurar las moléculas internas, que en vivo logran conjurar increíblemente, y de la mano con la entrega vocal de De la Rocha, se hicieron indetenibles.
Claro, al principio, en los noventas sin internet generalizado, se les podía considerar como artistas conspiranóicos. Hoy, el tiempo les ha dado la razón. Y no hicieron más que leer libros de historia e informarse por fuera del establecimiento.
Estallaron en 1992 con su álbum homónimo y debut, porque, como ninguna banda antes o después, fusionó a la perfección la potencia del rock con la versatilidad vocal virtuosa del rap. Su segundo álbum, Evil Empire, aterrizó en 1996, y extendió la leyenda de esta banda contestataria. Ese, curiosa y tristemente, es un título tan vigente como el de su tercer álbum, The Battle of Los Angeles, de 1999.

La banda se forjó en el marco social de los LA Riots, unas protestas violentas que se volvieron motines, desatadas en 1991 tras el veredicto de un juicio que libró de culpa a los policías que brutal y cruelmente golpearon a Rodney King.
Por ese estallido, ver esas calles y esas protestas en esa ciudad siempre produce un pequeño deja vu. Pero, si bien hay muchos motivos de indignación (familias separadas, persecución descarnada, provocación etc.), estas protestas actuales son distintas; son pensadas, no emocionales, porque responden a lo inusitado, a la reacción provocadora del ejecutivo trumpista que quiere una reacción para aplastarla.
Who controls the past now controls the future
Who controls the present now controls the past
Who controls the past now controls the future
Who controls the present now?
Esto dicen las letras de “Testify”, la primera canción de ese Battle of Los Angeles, un trabajo musical que en su temática, con el paso del tiempo, 25 años largos después, dejó de hablar en metáfora. Y habla a ese momento que ya se “peló el cobre” y se libra la primera de varias contiendas en ciudades santuario, o de tendencia liberal...
A spectacle monopolized
The camera’s eyes on choice disguised
Was it cast for the mass who burn and toil?
Or for the vultures who thirst for blood and oil?
Yes a spectacle monopolized
They hold the reins and stole your eyes
El disco arroja doce pistas que hoy sirven de banda sonora al momento. Le dan sonido a una lucha global pero inicialmente enfocada en la ciudad californiana. Se extiende, eso sí, a la información, la narrativa, el clima, los alcances de los intereses privados, y quien decide sobre la salud y el destino de toda una raza humana desde criterios económicos.
This ain’t subliminal
Feel tha critical mass approach horizon
Tha pulse of tha condemned
Sound off America’s demise
Esto dice en “Calm Like a Bomb”, y ¿qué título mide tanto el clima actual como ese? Y luego suman esto desde “Sleep Now in the Fire”...
For it’s the end of history
It’s caged and frozen still
There is no other pill to take
So swallow the one
That makes you ill
El trabajo entonces aborda un absoluto clásico, “Born of a Broken Man”, cuyo titulo grita fuerte. Y poco después canta a un personaje desgarrador en su canción “Maria”, una mujer traficada de México a Estados Unidos, arrollada por la voluntad del poderoso que despoja tierras y orgullos. Es una canción increíble que duele tanto como rockea. Hoy, a María, probablemente la encarcelarían los mismos que pagaron para llevarla a trabaja ilegalmente a Estados Unidos.
Por último, este disco desata una fase que no es exagerado incluir entre lo mejor que se ha compuesto en la historia del rock. El cierre de este visceral trabajo encadena cuatro canciones que oscilan entre lo duro y lo funky (Commeford en el bajo logra matices asombrosos), pero que se sienten como un potente y enojado grito, imposible de apagar.
Estas son “Voice Of The Voiceless”, “New Millenium Homes”, “Ashes In The Fall” y “War Within A Breath”... Esta última dice.